Día del Maestr@ 2016

Discurso del Presidente de la Fundación Pio Roncoroni, Giorgio Christeller, en ocasión del Día del Maestro y la Maestra, en Siglo Nuevo. Buenos Aires, Septiembre 2016.

Buenos días:
     Para hoy que conmemoramos el Día del Maestro/a, queremos hacer un agradecimiento, como siempre muy entrañable, a cada una de las Maestras y Maestros de Siglo Nuevo y a todo el resto del equipo maravilloso que, día a día, trabaja con amor, vocación, esperanza y mucho profesionalismo, para que nuestros chicos y chicas aprendan todo lo necesario para ser buenas personas: con valores, estudio, capacidad de trabajo y de reflexión y todo aquello que consideramos necesario para la formación de un niño o una niña en pleno “Siglo XXI”.
     Especialmente, queremos brindarle nuestras felicitaciones hoy a Romina, maestra de 1er grado, quien está a pocos días de tener a su primer bebé Santino, y a Roxana, maestra de inglés de 3er grado, quien muy pronto entrará en maternidad también. Una bienvenida a Manuela, quien está supliendo a Romina, confiando que, mientras dura su suplencia, se encuentre en un ambiente en donde pueda desplegar toda su potencialidad. Y, un abrazo muy caluroso a nuestra maestra de 2do grado, Analía, en estos momentos tan difíciles de su vida familiar. ¡Fuerzas Analía!
     Queremos reconocer colectivamente a todos los docentes en general, por el compromiso con que, día a día, desarrollan su delicada labor, a pesar de las dificultades que, a veces, suelen presentarse. Por la dedicación y abnegación con que acompañan a sus alumnos y alumnas en ese crecimiento cotidiano. No creo haya nada más gratificante para una Maestra o un Maestro que volver a encontrarse años después con sus viejos alumnos y alumnas convertidos en hombres y mujeres de bien, y sentir el orgullo de haber contribuido para ello. Y lo complejo de esta responsabilidad que ustedes Maestras/os tienen, hoy en día, es que los cambios en la sociedad son tan vertiginosos, que están preparando alumnos/as hoy, para un futuro que, podemos quizás intuir cómo será, pero en realidad desconocemos absolutamente.
     Por ello queremos aprovechar la oportunidad para aportar una propuesta más en este día tan especial. Se dice que “un niño/a siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento/a sin motivo, a estar siempre ocupado/a con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.” Nuestros hijos e hijas nos enseñan por ejemplo a no hacernos tanto problema por las cosas, a rescatar lo más simple del día a día, a valorar lo que ya tenemos, a contemplar la simpleza y también a cuidar al medio ambiente. Sus reflexiones suelen ser interesantes disparadores para repreguntarnos muchas cosas sobre cómo elegimos vivir nuestra vida.
     Por ese motivo, algunos organismos internacionales, entre los cuales UNICEF, vienen diciendo hace tiempo que “ofrecer a la niñez un papel constructivo es esencial para su desarrollo y para lograr un mundo más unido y pacífico”. Que “en un mundo sacudido por los conflictos y dividido por la pobreza, es absolutamente esencial aceptar, escuchar e involucrar a los niños, niñas y jóvenes, en la tarea de construir un mundo mejor para sí mismos y para toda la comunidad humana; que es imprescindible que participen de manera constructiva en sus comunidades y países. Escuchar las opiniones de los niños y niñas no significa simplemente respaldar sus puntos de vista, sino entablar con ellos/as un diálogo y un intercambio que les permita aprender formas positivas de influir en el mundo que nos rodea”.
     Por eso, la propuesta que compartimos para este "Nuevo Siglo" que estamos habitando y construyendo también entre todas/os, docentes y familias, es la de escuchar un poco más lo que nos dicen nuestros niños/as, y comenzar a actuar quizás un poco más como “facilitadores”, que proponen métodos y experiencias interesantes de aprendizaje, pero involucrándolos cada vez un poco más, ofreciéndoles un rol protagónico también, constructivo, para que intervengan en las cuestiones que les afectan directamente y aprovechando sus aportes y entusiasmo para contribuir al logro de cambios positivos para toda la Comunidad.
     Somos conscientes del desafío que esto significa, pero somos conscientes también que con la calidad, amor y profesionalismo que nos constituyen como personas, ya sea aquí en la escuela que en casa, en las familias, podemos brindar hermosos frutos a la obra, y para la construcción de un mundo mejor, con más Paz, Amor, Verdad, Rectitud y No Violencia, ya sea para nosotras/os que para nuestros hijos/as y nietas/os.
     La educación, como la paz, comienza siempre en la casa, y se acompaña desde la escuela. El Maestro, o la Maestra le dice al niño/a: “Estoy a tu lado, te puedo guiar” y los alumnos/as saben que, si necesitan a su docente, siempre estará allí para apoyarlo. Por eso homenajeamos hoy tan especialmente a nuestras queridas Maestras y Maestros, a quienes les agradecemos muy profundamente la vocación con la que se brindan a esta maravillosa tarea de guiar a nuestros niños/as hacia el mejor presente y futuro posible. Para todas ellas/os pedimos a todas las personas presentes un muy fuerte y caluroso aplauso.   ¡Muchas gracias!


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